lunes, 1 de julio de 2013

Verano



Las callejas encaladas
reverberaban la luz
que el día derrochaba,
apenas amanecer
cae el sol reventando
las cerradas celosías,
desde la última calle
un tajo cae al valle
sobre un hilo de río.
Por las calles vacías
no suenan las risas
ingenua de los niños.
Se elevan en el aire
de la tierra candente
vaharadas de fuego,
días incandescentes,
horas de siesta y juegos
ayudan a ir pasando
los largos meses de estío.



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