El ocaso ya vencido
cansado de repetirse,
reincidiendo el lugar,
reiterando las horas,
uniendo en una sola
dos líneas colindantes,
la planicie de la mar
y el púrpura horizonte,
este atardecer radiante
que declina sin demora,
altivo se ha escondido
sabedor de que enamora.
Preciosa forma de versar el ocaso de cada día, sobre todo si el sol desaparece entre el mar y la tierra como en estas bellas imágenes.
ResponderEliminarUn gusto recorrer tus letras.
Un abrazo.