Sin las orillas de tus mares
por donde van perderse
por perderse sus andares.
Descalzo los atardeceres
oyendo la voz del viento
de poniente o de levante,
paseando tus riberas
por las húmedas arenas
solitario el caminante.
Lleva los labios salobres
de brisa y de sal marina,
y un horizonte de cobre
se refugia plácidamente,
antes de llegar la noche
cuando la tarde termina.
Vengo a darte las gracias por tu visita a mis letrillas, y de paso a decirte que me ha encantado esta poesía llena de ritmo y con sabor a mar.
ResponderEliminarUn abrazo
PD ¡Ponferrada!, seguro entonces conocerás Sanabria.
bien... oyes?.. tienes más blogs que yo?..
ResponderEliminarMe acaba de gustar esto que leo aquí..
un saludo desde ya sabes donde..