No hay un
amanecer
en el que no
florezcan,
los destellos del
amor
en la pasión de
una mirada.
Siempre hay un
instante
en que una mano ofrece
el hechizo de una
rosa
y unos ojos que
miran
a otros ojos que
estallan
y unos labios que
musitan
lo que otros
labios callan.